Monday, March 3, 2014

Sistemas de Gobierno Comunal en Totonicapán: La organización de la reproducción de la vida*

Gladys Tzul Tzul
Comunidad de Estudios Mayas

1. El Punto de partida
Mi reflexión se inscribe en un universo concreto: Totonicapán y sus sistemas de gobierno comunal, sus tierras comunales (1) y  las disputas en torno a su uso y posesión, luchas que se despliegan en un tiempo largo.  Un tiempo que registra el antagonismo que se fragua entre el sistema de gobierno comunal indígena y el sistema colonial de dominio y explotación  que hoy día se prolonga  en la  estructura estatal liberal guatemalteca. 

En el presente texto me propongo exponer una sucinta argumentación del  despliegue de los sistemas de gobierno comunal en Totonicapán y con ello iniciar una discusión sobre la pertinencia de entender la política desde lo común.  Mi punto de partida es que lo común es una relación social (2) y que para el caso de Totonicapán—pero también a otras sociedades indígenas—las 48 comunidades funcionan como tramas de relaciones sociales entre hombres y mujeres que históricamente se han  organizado  para la reproducción de la vida, es decir organizar un gobierno. Siendo este el punto de partida, nociones como el  k’ax  k’ol o trabajo comunal podrá ser interpretada como lo que realmente significa: la organización del trabajo de mujeres y hombres para garantizar las condiciones materiales para la vida en colectivo y que además funciona como un mecanismo de inclusión a la vida comunitaria.

Preciso hacer dos distinciones, la primera es manifestar mi separación a los argumentos que se centran en la concepción de que las sociedades indígenas se organizan por usos y costumbres construidas desde una identidad. Esas interpretaciones que codifican lo indígena como una categoría  de identificación cerrada y sustancial dan cuenta de argumentos que se concentran en decir lo que es y lo que no es indígena a partir de  una categoría que se pretende universal. Este tipo de argumentos encubren la producción histórica  de luchas de mujeres y hombres indígenas que han organizaron la vida en comunidad  en condiciones  de luchas contra la dominación, más  bien  lo que hay en la memoria  colectiva de los pueblos y en particular en Totonicapán  son una serie de   relatos que dan cuenta de raigambres de luchas indígenas que datan desde los tiempos de la colonia y que permanentemente se están actualizando. Cada sociedad ordena  su tiempo, ocupa un territorio y hace uso  de sus historias para actualizar sus  luchas en el despliegue actual, lo cual dista de una pura costumbre.  Al respecto tomo las reflexiones de García Canal quien analiza sobre el orden del tiempo  "(…) orden de tiempo es la forma en la que cada sociedad  desde su propio  presente enlaza los tiempos –el pasado, el presente y el futuro—y provoca relaciones disimiles entre los campos de experiencias y los horizontes  de expectativas” (3). 

Mi segunda distinción, es con aquella otra postura que argumenta  que el dinamismo  comunitario en las sociedades indígenas -y en Totonicapán-  deviene del rol central de  las elites indígenas que conducen  a las comunidades,    al contrario yo  pienso que los sistemas de gobierno  han  funcionado a pesar de las  élites indígenas,  sin que esta afirmación me permita negar que  en los sistemas de gobierno  participen  una pluralidad de hombres y mujeres que son más o menos visibles  por sus relaciones con  instancias estatales y/o académicas.  Dado que los sistemas de gobierno  comunal organizan la vida cotidiana, entonces las mujeres y hombres   participan en el   servicio comunal y tiene que hacer sus jornadas de trabajo  comunal. En suma,  han de participar  en la vida comunitaria  de la misma manera que todos los demás.

Asamblea 194 después de la Rebelión de Atanasio Tzul. 
Tomando de la página web de  los 48 cantones de Totonicapán. Noviembre de 2013. 

 2. ¿Cómo funcionan los sistemas de gobierno en Totonicapán?

Los sistemas de gobierno  comunal históricamente han organizado  y autorregulado  la vida cotidiana sobre territorios que permanentemente se salvaguardan. Así, mujeres y hombres, históricamente  organizados en familias que han formado linajes de larga data  producen  una relación comunal  del uso de  la tierra,   han  ideado, creado y decidido  desplegar de manera colectiva una serie de prácticas y disputas por y para  la defensa de los medios  concretos que garantizan la reproducción de la vida, es decir, el territorio, el agua, el bosque. A esto me refiero  cuando  nombró sistemas de gobierno comunal indígena. 

Si  tomamos  a los  sistemas de gobierno comunal como una clave  de interpretación, entonces  podremos entender   la potencialidad  de las luchas, sublevaciones y formas  estratégicas de negociación que se han desarrollado a lo largo de los años. Formas de negociación algunas veces son contradictorias y ambivalentes, pero dan cuenta de complejos sistemas políticos que han producido formas de autorregulación de la vida cotidiana.

Sistema de gobierno comunal  también  puede ser entendido desde el ámbito de la reproducción, y a ésta la entiendo como “Los múltiples espacios donde se producen y reproducen los alimentos, donde se cuida, se capta y se usa el agua, donde se genera y se gestiona la vida cotidiana, se crían a las nuevas generaciones y se dota de sentido a la existencia” (4). Puntualizo: gran parte de ese trabajo colectivo es realizado por mujeres, de tal manera que  es el trabajo de las mujeres una fuerza nuclear en el despliegue de los sistemas de gobierno.

Como ya dije, en este texto me concentro en la singularidad de Totonicapán y sus luchas concretas   en materia  de la organización de la vida y la defensa de la tierra comunal, no solo por mi experiencia concreta de vida  gestada ahí, sino también porque  permite analizar y develar los mecanismos del cercamiento de tierras y las embestidas que permanentemente dirige a las formas de gobierno comunal el sistema liberal. La singularidad también permite comprender un proceso en sus  interrelaciones, en este sentido, Totonicapán  también ha de ser interpretado a partir de los encadenamientos políticos y económicos que se construyeron con los demás pueblos que habitan los territorios  del Iximulew.

Un ejemplo que puede ayudar a esclarecer lo que digo  son las protestas contra  el trabajo forzado y la ley de vagancia que sucedían en los mismos años en Nebaj y en Totonicapán. En Nebaj los principales  dirigen un memorial  al Presidente de la República  quejándose de los contratistas y el trabajo forzado, acto que   dio inicio  a un levantamiento que en 1936 fue reprimido por No reconocer a la autoridad Estatal (5). Por esas mismas fechas la alcaldía indígena de Totonicapán   enviaba  una carta donde exigían que  se retirara la ley contra la vagancia y de los trabajos forzados, aquí me resulta imposible  pensar que nunca se escucharon de las sublevaciones entre  los pueblos y tampoco es disparatado decir que se organizaron conjuntamente los levantamientos y las protestas. 

Para abonar a lo anterior, quiero referirme a la tradición comerciante de Totonicapán, que en su mayoría  fue  realizada por hombres que recorrían una infinidad de pueblos, en Guatemala, Salvador, Honduras y México, ese contacto seguramente extendió las ideas políticas indígenas sobre las luchas y la necesidad  de romper el orden de dominación de esos años. Totonicapán se sublevó para desconocer la ley de jornaleros (6). 

¿A qué aluden los sistemas de gobierno comunal? A la Soberanía. A mi entender  en  los sistemas de gobierno comunal se juega la construcción de soberanía, es decir la prerrogativa de la decisión política. Es preciso abandonar la clave estatal nacional para  analizar la  perspectiva de la soberanía. Tomo las ideas de López  Bárcenas que  propone  una inversión del sentido en el que tradicionalmente  han sido planteadas las cuestiones políticas. “Los titulares de la soberanía no sería algún tipo de  Estado Nación sino los pueblos indígenas en ejercicio de  autonomía” (7). De tal forma  que el término de soberanía   que  utilizo en este texto  no abreva de la clave estatal-nacional  sino de la capacidad de  decidir y de organizar colectivamente la vida en un determinado territorio. Es una soberanía que está permanentemente agredida por las fuerzas estatales, no es un proceso cerrado y completo. 

Este proceso de producción de soberanía hay que introducirla en una dinámica histórica del hacer comunal-asambleario que produce una decisión, esto da cuenta  de que los sistemas de gobierno comunal no están dados, sino que permanentemente se están actualizando y produciendo.  

Mi interpretación sugiere que en el despliegue de los sistemas de gobierno comunal se produce una política en común que gestiona y regula la vida colectiva, por lo tanto establece un orden de mando que permanentemente disputa al Estado guatemalteco la prerrogativa por decidir y organizar la vida. Es una pelea  por decidir las formas del uso de los medios de vida: la tierra, al agua, el bosque, los caminos.

¿Cómo  y de qué manera se disputa este orden de mando?  Dado que los sistemas de gobierno comunal se constituyen en tramas de política no estadocéntrica y que van modificando drásticamente las más fundamentales relaciones de mando obediencia que segmentan, jerarquizan y estructuran a las sociedades (8). Desde el momento en el que se centra la atención en la reproducción y en los medios para garantizarlos y eso  ya significa otro lugar diferente al estatal.  Sin que esto significa  de ninguna manera que este libre de toda tensión interna, al contrario, el proceso de producción de decisiones y de organización genera una serie de tensiones.

Ahora bien, si se mira con esta clave las confrontaciones entre los sistemas de gobierno indígena y el Estado nación guatemalteco pues es posible distinguir con mayor claridad la capacidad que han tenido los sistemas de gobierno comunal en Totonicapán  al  fracturar los esquemas de la política nacional guatemalteca, de poner límites al Estado para que no decida sobre la vida política comunitaria.

Propongo  esta clave para interpretar que  la violencia que se ejerce sobre los pueblos   indígenas es por una disputa de soberanía en el territorio.  Traigo a colación el levantamiento indígena  que el 4 de  octubre de 2012 se desplegó en Totonicapán. Este fue un levantamiento que planteó límites al Estado.  Ese día  la carretera interamericana  fue ocupada como medida de presión para limitar jurídicamente  al Estado  y a las  empresas  multinacionales  que  fue objeto de represión y de  una masacre. En este multitudinario levantamiento en el que participaban mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes y ancianos k’iche’s de los cantones y comunidades de Totonicapán ocuparon varios puntos  de la carretera, pero eran nucleares por su importancia: Cuatro Caminos, Alaska, Xencachavox y la Morería con las siguientes. Los límites que se querían poner eran:

a) Rechazar el proyecto de  reforma constitucional que quiere instaurar el gobierno de Otto Pérez Molina y que busca modificar el estatuto de los pueblos indígenas en la Constitución de la República, (art. 1 y 66) que niega y ataca los procesos y trayectorias de autonomía que hemos venido desarrollando históricamente por el autogobierno soberano  en los  territorios  comunales que habitamos. Asimismo esa reforma busca la posibilidad de constitucionalizar la presencia y ejecución de “fuerzas combinadas”  (término de uso común que significa la actuación conjunta de ejército y policía) para  “establecer la paz social”  (art. 244, 246 y 250);

b) Revisar las causas de los altos cobros en las tarifas eléctricas de la Empresa privada que presta el servicio de electricidad, Energías de Guatemala, ENERGUATE; y

c) Apoyar las protestas de los estudiantes del Magisterio contra el incremento en los años de estudio (de 3 a 5) en la carrera magisterial.

Los resultados los conocemos en  números de asesinados y heridos porque el ejército perpetró una masacre donde murieron 6 hombres  y  quedaron  heridos más 30. ¿Qué estaba en juego para que el Estado ordenara disparar? Con los argumentos anteriores se puede decir que  un levantamiento de esta naturaleza disloca la soberanía que el Estado supone detentar sobre lo que considera territorio nacional. El ejercicio político comunal de Totonicapán–y de varios pueblos más-pone en entre dicho tal supuesto.

Foto del día  5 de octubre de  2012.   Acto de homenaje a nuestros compañeros muertos  en la masacre del 4 de octubre.
Tomada de la página del Concejo de Pueblos de Occidente.

NOTAS:

*Agradezco  los comentarios  que recibí de mis colegas de  la Comunidad de Estudios Mayas, Aura Cumes, Edgar Esquit y Emilio del Valle Escalante. Por su puesto,  las carencias son mi responsabilidad.

(1) Se conoce como tierras comunales a las propiedades que son  los territorios  en los que se habitaba   antes de la invasión colonial, son las que  se han  defendido  incesantemente  a lo largo de la historia y   las que se compraron en  el siglo XIX. En   1875  las autoridades comunales  se organizaron para  realizaron procesos de   ampliación de la tierras  comunales por la vía de la compra.  Esto se transmite  en  los  informes, las consignas y los recorridos  de las tierras comunales  que realizan las autoridades  y representantes de las comunidades. 

(2) Mi reflexión  de esta temática se deriva  de las lectura de  los textos de Silvia  Federici   quien interprrta  que comunidad no es una  realidad  cerrada, como un grupo de  personas  unidas por intereses exclusivos, que los  separa de los otros como  las comunidades  basadas en la religión. Comunidad  es un tipo de relación social. Ver Federici, Silvia. La Revolución Feminista Inacabada.  Editorial  Escuela Calpulli.  México 2013. 

(3) García Canal, María Inés.  Entre Memoria  de Mujeres y de género. Revista  Debate Feminista, Año 24  Vol 48.  México, Octubre de 2013. 

(4) Gutiérrez Aguilar, Raquel,   prólogo  del libro  La Revolución Feminista Inacabada. Ibíd.

(5) Equipo de Memoria Histórica:  Cuatro Rumbos  y una historia de resistencia: Resistencia  del Pueblo Ixil.  Consejo de Autoridades Ancestrales Mayas del a Región Ixil.  Fundamaya,  Boletín Informativo de 5 de junio de 2013. Guatemala.

(6) Es la denominada rebelión de los señores de Chuitamango.   Se dice en los relatos de la memoria  local en Totonicapán  que llegaron    cientos de  comuneros al centro del pueblo para informar que  no realizarían  trabajos forzados.

(7) López Bárcenas, Francisco. Autonomías Indígenas en América Latina.  Textos Rebeldes,  primera edición. La Paz Bolivia 2007.

(8) Raquel   Gutiérrez reflexiona  de manera más amplia lo que se refiere a la   Politica no  Estadocentrica.   Ver  Más allá  de la “capacidad de veto” El difícil  camino de la producción  y reproducción de lo común.  Reflexiones desde América Latina.