Tuesday, September 22, 2015
Wednesday, August 26, 2015
No más violencia contra el Pueblo Maya y Campesino:
Un llamado a la CONIC y al Gobierno de Guatemala:
Dados los últimos
acontecimientos que se viven en el país, existe temor porque las altas esferas
del gobierno hagan uso de sus perversas alianzas con sectores y dirigentes sindicalistas,
indígenas y campesinos, para movilizar a hermanos y hermanas campesinos e
indígenas en todo el país, y con ello desatar un clima de confrontación contra quienes
hemos venido manifestando pacíficamente, y lo seguiremos haciendo.
En varias comunidades circulan preocupaciones porque se ha sabido que lideresas
y líderes indígenas del área rural, han sido intimidados por personas que se
identifican como integrantes de la CONIC y que a la vez realizan campaña
política a favor tanto del partido Líder como del Patriota. La intimidación va
encaminada a evitar cualquier forma de crítica local al gobierno de turno.
Hacemos un
llamado a los integrantes de la CONIC, a los sindicatos afines al gobierno y al
gobierno mismo, para que eviten incurrir en su fuerza de manipulación y de
confrontación que pueda colocar en riesgo la vida de mujeres y hombres, niñas y
niños, tanto de áreas rurales como urbanas. Tenemos temor especialmente por la
vida de hermanas y hermanos indígenas y campesinos porque la historia nos ha
mostrado la terrible facilidad con que se nos asesina y masacra en este país. Esto
es posible porque aquellos que se arrogan el poder de matar, encubren y
justifican sus acciones en el hondo desprecio racista por la vida de las y los
indígenas.
Por lo
anterior, responsabilizamos al gobierno de Guatemala, al Ministerio de
Gobernación y hacemos corresponsables a los sectores sindicalistas, indígenas y
campesinos aliados al gobierno actual, de cualquier evento violento que ocurra
en contra de quienes participamos de las manifestaciones pacíficas, tanto en
las áreas rurales como urbanas.
Rechazamos cualquier forma de violencia, de manipulacion y de desprecio por la vida, y exigimos que se detenga cualquier intención de derramamiento de sangre.
Monday, June 1, 2015
Hermana Rigoberta
Aura Cumes[1]
Empiezo diciéndole
“hermana Rigoberta”, haciendo mía esta frase de cercanía, que la estudiante Ana
Gatica[2],
de un pueblo Nahuatl de Guerrero, México, usó para interrogarla, luego de que
usted instara al voto, en un evento sobre “Democracia y Cultura de Paz”. Esto ocurrió a la vez que usted “exhortara” a
los padres de los estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos, “a no ocultar la
verdad”, en una conferencia del Instituto Nacional Electoral (INE)[3].
Según declaraciones de los medios de comunicación mexicanos, usted llegó
invitada por el INE para promocionar la democracia y el voto en México, como
visitante extranjera. Sin embargo, tal promoción ha sido recibida por diversas
organizaciones como otra imposición más, de un gobierno que desde sus inicios
ha dado muestras de ineptitud, y usado desmedidamente la violencia para aplacar
la crítica y las propuestas venidas de distintas iniciativas del pueblo. Hay
rechazo porque se está forzando a la población, en este caso, de Guerrero, a
votar cuando se tiene a candidatos sospechosos de participar en la desaparición
y asesinato de jóvenes, y cuando las autoridades se niegan a escuchar las
demandas de un pueblo que exige la pronta aparición de los estudiantes de
Ayotzinapa.
A tal grado
ha llegado la imposición de la “democracia”, que directivos del INE han dicho públicamente
que no se dejarán “chantajear por un grupo de inconformes” que “pretenden
impedir el desarrollo de los procesos electorales”, típico discurso de los
caudillos latinoamericanos. Más aún, el presidente del INE, Lorenzo Córdova ha
sido sorprendido ridiculizando a los Pueblos Indígenas[4],
como puede escucharse en una grabación ampliamente difundida. En este contexto y
con estas evidencias hermana Rigoberta, ¿por qué legitimar con su imagen a quienes
desprecian a los Pueblos Indígenas y han querido someternos y exterminarnos? Por
eso, comparto la indignación de esta joven que le dice: Hermana Rigoberta. Admiro su
lucha, que hemos estudiado en varios momentos, yo junto con otros colegas. Admiro
que esté aquí y disculpe esta pregunta, no sé cómo nos pueden llamar a votar… como
pueden pedir mi voto… Mientras comparte las poderosas razones para no
votar, narrando como desde el 26 de octubre del 2012, al 30 de mayo del 2015,
puede contar cincuenta jóvenes desaparecidos y algunos asesinados, sigue
diciendo, señora Rigoberta Menchú, la
indignación y la rabia no se pueden acabar y sé que usted lo entiende.
Usted lo entiende por la dura experiencia que le ha tocado vivir en tanto
indígena. Frente a la solicitud suya de pedir un minuto de silencio por los
desaparecidos, Ana Gatica, es contundente en decirle, que si se hiciera un
minuto de silencio por tantos desaparecidos y asesinados, “nos quedaríamos
callados eternamente”. Esa es la realidad de nuestros países.
Según los
medios mexicanos, usted se dejó comprar por diez mil dólares, pero no creo que usted
necesite de ese dinero. En Guatemala usted también participó como Embajadora de
Buena Voluntad de un gobierno de derecha, tremenda decepción para quienes
esperábamos que liderara nuevas formas de hacer política, reivindicando a los Pueblos
Indígenas, perseguidos y masacrados por estas mismas élites coloniales que se
quieren dar aires de “democráticos”. Entiendo que en su papel de diplomática,
de embajadora de la paz, usted desea promover la “reconciliación”, sin embargo,
¿Cómo quedan los juegos de poder en todo esto? Si la mediación para la paz se
hace convenciendo o imponiendo al pueblo las propuestas de los poderosos,
nosotros, los Pueblos, salimos perdiendo. Si es así, la paz, o no significa
nada, o significa sometimiento. En la ceremonia del INE en que le dan la
acreditación oficial, la presentan a usted como un símbolo de paz y concordia en el mundo[5],
como quien encarna la no discriminación y
la inclusión de la causa indígena en la región y en el ámbito internacional [6],
como una misionera de la paz y la
democracia[7].
Por esta razón hermana Rigoberta y por las razones que la llevaron a obtener su
alta investidura, usted misma sabe, que las elites coloniales que nos han
gobernado en Latinoamérica, muchas de las cuales se han convertido en mafias, han
buscado imponer su modelo de “paz” con violencia. Así lo han denunciado quienes
buscan incansablemente a los estudiantes de Ayotzinapa, desaparecidos.
Se preguntara
usted, quizás, si es que estas líneas llegan a sus manos, quien soy yo para
dirigirle estas palabras. Soy una mujer maya preocupada por la habilidad de los
poderosos “intocables” para legitimarse a través de mimar a personajes,
dirigentes populares, mujeres e indígenas para disimular sus formas de
violencia, de opresión y de dominación contra las multitudes que estas figuras
representan. Mientras como personajes podamos salir en sus fotos o decorar sus
mesas, estas élites siguen comiéndose nuestras vidas, nuestros bienes y la vida
de nuestros pueblos. No creo que usted ignore eso. O quizás le pasa lo que a ciertos
personajes importantes, cuyos asesores solo les trasladan los mensajes que
endulzan sus oídos y los adulan, evadiendo lo que el pueblo –en su
heterogeneidad y complejidad- piensa.
Me solidarizo
con las familias de los hermanos estudiantes desaparecidos y con quienes siguen
incansables en la lucha por tenerlos de vuelta y con vida. Mi admiración por el
pueblo mexicano -indígenas y mestizos, mujeres y hombres- que no se doblega ante
la violencia ejercida desde el poder. Nuestros países viven problemáticas
parecidas porque el capitalismo, el colonialismo, el patriarcado y el
neoliberalismo traspasan fronteras; los poderes que pretenden dominarnos tienen
características transnacionales y hay elites económicas concretas que se
benefician de ello. Coincidimos en la realidad que vivimos y en las reivindicaciones
que tenemos, por esto, no comparto la defensa de ningún nacionalismo a ultranza,
porque mientras nos dividimos defendiendo una patria que nos es ajena, hay un
poder trasnacional que está comiéndonos.
Por eso, mi
indignación no es solo hacia lo que usted dijo hermana Rigoberta. Con gran tristeza
veo cómo sus cuestionadas palabras, han sido la excusa perfecta para revivir el
racismo hacia los rostros morenos, las facciones, los cuerpos indígenas y contra
la supuesta ignorancia de los iletrados.
Las expresiones que escuchamos hace veintitrés años cuando recibió el Premio Nobel
de la Paz, afloran, con gran parecido a aquel tiempo. ¿Habrá necesidad de tanto
racismo y xenofobia para mostrar indignación? Es curioso cómo hay gente que
condena una injusticia sobre la base de cometer otra. Ha sido tan condenable la
actitud del señor Lorenzo Córdova, pero en los comentarios contra la Sra.
Menchú, abundan sus clones. ¿Cómo se puede defender a los estudiantes de
Ayotzinapa, muchos de ellos indígenas, burlándose y degradando a los indígenas
en la figura de la Sra. Menchú? No cabe duda que a tanta gente en nuestros
países, los espejos les siguen mintiendo o quizás se los hayan escondido para
que no se atrevan a ver sus rostros y recordar su historia. Si hubiera sido un
hombre blanco el causante de la polémica, se estuvieran discutiendo sus
palabras, pero como es una india, se
ataca su cuerpo. No es necesario usar el racismo, la xenofobia y el rancio
nacionalismo para desaprobar con contundencia, lo que la Sra. Menchú ha dicho y
avalado. Pienso, si así con esa fuerza –más no con ese contenido- se cuestionara
a quienes nos pretenden gobernar, México no tendría un Enrique Peña Nieto de
presidente ni Guatemala a un Otto Pérez Molina, con todas sus réplicas locales.
Como le es
muy conocido, hermana Rigoberta, a una persona indígena, principalmente mujer,
un error, le cuesta cien veces más que a un blanco dominante en estos países
donde el racismo-sexismo colonial, siguen siendo una realidad cotidiana. Pero me
pregunto si lo dicho por usted en México es o no una equivocación. Porque puede
ser que su posición haya sido deliberada por las razones que fueran. Si esto es
así, podría interpretarse que ha decidido no simbolizar a quienes cuestionamos los
poderes gubernamentales coloniales y capitalistas, esos mismos que nos han
despojado a lo largo de la historia y siguen haciéndolo. Personalmente deseo
que haya sido un error que merece una disculpa pública, como lo está esperando tanta
gente, que sigue confiando en su independencia.
Escribí esta
carta, además, impresionada por el racismo y xenofobia que todo esto desató. Frente
a ello, me pregunto cómo las personas y los Pueblos Indígenas enfrentamos estos
crueles ataques. Y si hay algo que a muchos no nos han podido quitar, es la dignidad.
No nos hemos doblegado y seguimos caminando con la esperanza de encontrar un
nuevo amanecer para todos los Pueblos, pero eso solo lo lograremos siendo libres
y autónomos, nunca bajo la bota de los poderosos. Hermana Rigoberta, me atrevo
a decir que los Pueblos la necesitan más que los poderosos, pero la necesitan
como a una más, para seguir labrando el presente y el futuro en colectivo.
Guatemala, 1
de junio del 2015.
[1] Maya Kaqchikel de Guatemala.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=Lbrxuev0t-0
[3]
https://www.youtube.com/watch?v=_WoPIF-BS90
[4] “…Ya les di asesoría a los de los pueblos indígenas
cabrón (risas). No, hay que escribir unas crónicas marcianas desde el INE
cabrón (risas) No, no exactamente, Ray Bradbuy Reloaded (escritor de crónicas
marcianas)… desde las dramáticas reuniones con los padres de Ayotzinapa hasta,
este cabrón, que no mames, no voy a mentir te voy a decir como hablaba ese
cabrón “yo jefe gran Nación Chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir a ti, o
diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones”…le faltó decir “yo
gran jefe Toro Sentado vive gran nación Chichimeca…No mames cabrón, está de
pánico… o acabamos muy divertidos o acabamos con siquiatra de aquí cabrón... https://www.youtube.com/watch?v=YXtkGI3byAI.
[5]
https://www.youtube.com/watch?v=Wqik-OQjyXg
[6] Ibíd.
[7] Ibíd.
Thursday, May 14, 2015
Mayas
en el gobierno actual y sus contradicciones
Alcances
de la crítica y las posibilidades del cambio
Comunidad de Estudios Mayas
La actual
coyuntura que vive el gobierno y la sociedad guatemalteca, nos abre la
posibilidad de analizar diferentes tópicos en relación a la organización y
construcción de las formas de gobierno y el cambio en este país. En la
organización del aparato estatal intervienen diferentes agrupaciones que
introducen en ella sus intereses e ideologías, que mantienen desiguales fuerzas
de poder y que están colocados en lugares jerarquizados. Para mantenerse a
flote, el gobierno actual (y los pasados) necesita de esas fuerzas, pues a
través de ellas intenta construir legitimidad y control sobre diversos asuntos
que atañen al mismo gobierno y al país. No obstante, dadas las desiguales
relaciones de poder, estos sectores, en muchos momentos quedan bajo el control
de los grupos poderosos y corruptos que dirigen el sistema político,
burocrático y financiero.
De esta
manera, la intervención de algunos personajes mayas en este gobierno dirigido
por el Partido Patriota se enmarca en este proceso y estructura. A través de
ella se intenta construir la idea de que los mayas están representados e
intervienen en dicho gobierno, pero esta presencia en lugar de conformarse como
representación y participación sirve para controlar y reprimir a los pueblos y
comunidades indígenas, principalmente a aquellas que buscan autonomía en el
control de sus recursos y formas de gobierno. Aún más, la alianza de ciertos
dirigentes de lo que fue el movimiento maya con el partido en el poder se torna
en una forma de normalización de la vida política, es decir, en términos
generales, también sirven como máscara y canal para llevar adelante la corrupción
que las cúpulas militares, gubernamentales y empresariales están conduciendo.
Si la
participación de los mayas en el gobierno, ministerios, congreso y dependencias
dedicadas a los derechos culturales indígenas se produjo principalmente a
partir del movimiento maya y la normalización de las ideas multiculturalistas e
interculturalistas que introdujeron los Acuerdos de Paz a finales del siglo XX,
actualmente ha tomado una forma compleja y complicada pues las redes de control
y de corrupción carcomen las dependencias del gobierno central y las
municipalidades. En muchos momentos las y los mayas que intervinieron en el
gobierno fueron definidos como gente “cooptada” y en otras ocasiones ellos
mismos hablaron de las posibilidades de la “intervención desde dentro”, es
decir hacer cambios a partir de la participación dentro del aparato del Estado.
Sin embargo, las posibilidades de lograr cambios profundos por supuesto están
definidas por múltiples condiciones que son políticas, económicas e históricas.
Las y los
mayas que intervienen o que intentan hacer transformaciones desde su actividad
política o administrativa en el gobierno no logran sus propósitos porque hay una serie de condiciones que
definen la cotidianidad y la estructura del aparato de gobierno, de esta manera
en muchos momentos ellos se ven arrastrados pero en otros son anuentes a las
formas en que se establece el manejo corrupto de los recursos económicos. No
digamos, desde las municipalidades en donde mayas y ladinos han tejido ellos
mismos, en contubernio con autoridades de alto rango, los mecanismos para
desfalcar a las comunidades indígenas y campesinas de recursos que son
fundamentales para la vida diaria y la transformación social y política de las
mismas. Esto es así porque los artefactos de inclusión de los indígenas en la
máquina estatal se desarrollan de manera individual y partidaria. Es decir, la
forma en la que el Estado guatemalteco establece su relación con los Pueblos Indígenas
es sólo desde las estructuras liberales del partido político –izquierda o
derecha-. En este sentido, hay una imposibilidad de verles como sujetos
colectivos con territorios y gobiernos. Esta mirada reduccionista les niega
como sujetos que históricamente han producido trayectorias de autogobierno.
Como hemos
afirmado, algunos personajes mayas actúan desde el gobierno en una clara confabulación
con el sistema que impera, pues abiertamente justifican las políticas y los
sistemas de control de los presidentes o ministros. Una pregunta que surge en este
orden de ideas es ¿cómo se produce la intervención de esos mayas o su
complicidad en la construcción de los sistemas de control y corrupción? Dado
que la realidad social es compleja podría tomarse algunos ejemplos sobre cómo
algunos mayas en el gobierno construyen discursos a través de los cuales
también intentan justificar su participación sin cuestionar la historia de los
partidos, del sistema político, el racismo, la corrupción y el colonialismo que
reproducen cada uno de estos últimos.
Hemos escuchado
a algunas personas mayas que laboran en la institucionalidad pública del actual
gobierno o que de alguna forma colaboran con este, justificar su participación
bajo diversas razones. Algunos aducen que si las y los mayas “hemos” pedido
“inclusión”, es incoherente no ocupar los espacios que “nos ofrecen”, además es
la “oportunidad” para “hacer experiencia en el Estado”. Otros dicen que hay que
llegar a los “espacios de poder” si queremos hacer algo por el Pueblo Maya.
Para otras y otros, debido a la crisis laboral, es obtener un lugar de trabajo
que les da de comer. Cosas similares dijeron quienes hicieron gobierno con el
ultraderechista FRG, o quienes fueron seguidores leales del gobierno de Arzú,
Berger y Colom. Es verdad que el racismo estructural impide permanentemente a los mayas participar en
la gestión pública, aun cuando muchas
veces tienen más preparación y capacidades que cierta gente ladina,
mestiza o criolla que vegetan (y por eso son cómplices de la condición actual) en
la institucionalidad del Estado. Sin embargo, llegar de la manera en que se ha
hecho tiene altos costos para las luchas políticas que se han establecido
históricamente y que están dirigiendo actualmente las mujeres y los hombres
mayas desde las comunidades o desde otros espacios.
Siguiendo con
estas ideas, gente maya que ha estado en la gestión pública ha argumentado que
trabajar en el gobierno ha sido la única manera en que temas como la interculturalidad,
las tímidas reflexiones sobre racismo o la valoración positiva de la cultura
maya, garífuna y xinca han podido instalarse en la mente de los funcionarios
públicos. Un connotado intelectual maya con un puesto clave en un gobierno
pasado, en una ocasión contaba presumiendo, que en una plática suya sobre
“interculturalidad” al ejército, al finalizar los militares hicieron fila para
preguntar sobre su nawal. Pero ni las ceremonias mayas, ni la lectura de los
nawales han persuadido a los gobiernos a frenar la violencia política o la
criminalización contra mayas y campesinos que defienden lo que les pertenece asumiéndose
como sujetos políticos y no como sirvientes folklorizados.
El reclamo de
derechos culturales que han hecho mujeres y hombres mayas en el pasado, en
diversos sentidos se ha tornado actualmente en banalidad. Las luchas por que
las prácticas culturales mayas tuviesen un lugar en los sistemas educativos o
en la conformación de la sociedad, estaban estrechamente vinculadas al
cuestionamiento del racismo, la exclusión social y política. Aunque algunos
mayas siguen apostando por esta perspectiva y acción política, en muchos otros
casos los derechos culturales mayas han sido vaciados de sus connotaciones
políticas para ser definidos simplemente como artefactos e ideas sin un
contexto complejo o una historia en donde se unen luchas, anhelos y vidas. Si
recurrimos a la memoria histórica, no podemos perder de vista que fueron las
luchas políticas indígenas las que obligaron al Estado a reconocer la
existencia de los Pueblos Indígenas. Podemos recordar la prolongada lucha que
distintas comunidades dieron por el reconocimiento político jurídico de sus sistemas
de gobierno. Estos actos pueden rastrearse en las luchas organizadas después del
genocidio, en la constituyente de 1985, específicamente cuando se redactaba el
artículo 46 de la actual Constitución. En suma, el esfuerzo por pluralizar el
Estado guatemalteco, es resultado del trabajo colectivo, no es una dádiva
estatal, menos puede atribuírsele a personas indígenas que representaban o
representan partidos políticos.
Esta separación
entre cultura y política también ha posibilitado que después de la firma de la paz (1996), se haya
desatado una cadena de violentos desalojos en comunidades indígenas y
campesinas. Se ha vendido –o concesionado- territorios indígenas; perseguido,
asesinado y masacrado a quienes defienden su derecho a la vida, sin que se
manifieste interés de mediación o escucha. El actual gobierno, ha llegado al
extremo de anular y/o secuestrar las pocas instituciones públicas fundadas por
las luchas indígenas y de izquierda (PNR, DEMI, CODISRA, etc.). Pero también ha llegado a desconocer
y hacer caso omiso de las decisiones que se toman en las estructuras de
autoridad comunal, mismas que se enfrentan con los poderes y cacicazgos
locales. No se podía esperar otra cosa de un gobierno cuyo presidente es
un general señalado de genocidio contra el Pueblo Maya.
Ante este
clima, organizaciones de corte sindical, campesina e indígena que hacen uso de
un discurso por la defensa de la vida como la CONIC, una organización de larga
trayectoria y reconocimiento nacional, ha llegado a ser profundamente afectada,
fragmentada y deformada por la perversidad del poder gubernamental. A tal punto
ha llegado la intervención del partido de gobierno en esta organización que en
un comunicado[1]
ampliamente conocido, quienes lo firman, hacen suyas las perversas contradicciones
de esta siniestra administración que insiste en imponer la paz a través de la
violencia y la corrupción. Así, optan por darle la espalda a la historia, a la
memoria, a la ética y a cuantas mujeres y hombres campesinos les han confiado
su participación y su vida misma. Abandonan su responsabilidad por la vida para
profesar lealtad a un general que hace unas décadas fue el verdugo de su propia
gente y lo sigue siendo. Es así como las dádivas quitan cualquier posibilidad
de autonomía.
Mientras los
mayas han llegado, con excepciones, a ocupar puestos clave (con todo y las
contradicciones que ello implica), gente ladina, mestiza o criolla de izquierda
sí ha llegado a puestos centrales, allí los vemos en este gobierno como en el
del FRG, PAN y GANA. Su capital cultural y racial los hace cercanos y quizás
les sirve para borrar la ideología que un día los separó y en nombre de la
cual, tanta gente maya y pobre fue masacrada además de la desaparición de los
líderes urbanos y rurales. No es descabellado pensar que para esta gente de
izquierda, los mayas, sus cuerpos y sus vidas son insignificantes al igual que
para la gente de derecha anticomunista. La vinculación de personajes de izquierda
con el partido en el gobierno, en el pasado y en el presente, más que mostrar
capacidad en la construcción de alianzas evidencia la gran inconsistencia y un
actuar contradictorio de dichos personajes. Nos revela los límites de aquellos
liderazgos -que supuestamente estaban en búsqueda de cambios radicales- y su
peligrosidad en la construcción de alianzas. La rápida fragmentación de la izquierda
desde la firma de los Acuerdos de Paz ha llevado a una total inconsistencia de
muchos de aquellos personajes que afirmaban buscar la transformación
revolucionaria de Guatemala, hasta tal punto que algunos de ellos avalan las ideas
que intentan borrar la historia del genocidio en el país.
Nos seguimos
preguntando en qué consiste la dignidad y la responsabilidad de la gente maya
que está aliada a las altas cúpulas del partido patriota y los que lo han hecho
en otros gobiernos. Más que alterar la eficacia de la estructura que nos
domina, las relaciones de patronazgo que nos colocan en una posición de
sirvientes, la refuerza. Las formas de dominación actuales, no solo desde el
Estado, siguen siendo coloniales pues buscan un sometimiento, no solo económico
y político, sino de la vida entera. Es decir, se busca un despojo de la
dignidad individual y colectiva que deviene en un deseo de ser gobernados por
quienes dominan. Desmotar la actitud de sirvientes, que los sucesivos gobiernos
esperan de las y los mayas, significará seguramente esforzarnos para no
dirigirnos hacia lo que las estructuras coloniales contemporáneas nos quieren
orientar. Un orden colonial busca asumir el control de la vida de los Pueblos Indígenas,
decide cómo nombrarlos y el para qué de su existencia, decide también cuando
los quiere vivos y cuando debe asesinarlos. Por lo mismo, aunque parezca un
asunto simple, es fundamental reflexionar sobre la manera en que debemos romper
la dependencia psicológica “del amo” que obstaculiza las formas autónomas de
hacer política.
Las actuales
movilizaciones de la clase media y otros sectores capitalinos así como los de
las cabeceras departamentales que buscan develar la corrupción del gobierno
actual, la renuncia del presidente y las transformación del sistema político
principalmente en lo relacionado a la ley electoral y de partidos políticos e
incluso de la Constitución, se unen a los largos años de lucha que han dirigido
y protagonizado comunidades indígenas como las del Polochic y Lote Ocho contra
el desalojo y las violaciones sexuales contra mujeres mayas; las de San Juan
Sacatepéquez en contra de la cementera; Santa Cruz Barillas y Santa Eulalia
contra proyectos de hidroeléctricas y persecución contra líderes comunitarios
en Xalapán, Sipacapa y La Puya contra la extracción minera o en Totonicapán
contra la reforma constitucional, las privatización de la educación y el agua. Todos
estas luchas surgen en respuesta
a gobiernos que han dirigido el país, pero estrechamente vinculados a
una estructura histórica de dominación militar, colonial y capitalista. Vivimos
un momento que nos abre posibilidades para las alianzas entre múltiples
sectores populares, de clase media, indígenas, mujeres, comunidades,
estudiantes y demás, pero estas no se pueden hacer sin crítica y un
posicionamiento claro frente a las condiciones históricas y coyunturales que ha
vivido y vive Guatemala.
[1]Coordinadora Nacional Indígena y
Campesina (CONIC) “Por la defensa de la constitución de la república, la
institucionalidad, por la justicia y la paz en Guatemala”. Guatemala, 24 de
abril del 2015.
Monday, April 20, 2015
El Patriarcado del Salario:
“Lo que llaman amor, nosotras lo
llamamos trabajo no pagado”
Conversaciones con Silvia Federici (I/II)
Por Gladys Tzul Tzul
Silvia Federici. Teórica y militante feminista italiana. Autora de
Calibán y la Bruja (Pez en el Árbol, 2013); la Revolución Feminista Inacabada
(Calpulli, 2013); la Revolución en Punto Cero (Traficantes de Sueños, 2013).
Federici participó y acompañó luchas de las mujeres por la defensa de las tierras comunales en Nigeria; en los
años setenta realizó una campaña por
el salario al trabajo doméstico. Sus
reflexiones abordan de manera histórica las luchas políticas de las mujeres por
producir lo común, con una fértil mirada sobre la reproducción de la vida. En esta conversación que sostuvimos en
Puebla, México, nos presenta elementos teóricos para interpretar de manera más amplia
el funcionamiento de lo que ella llama el patriarcado del
salario. La conversa nos dota de
una serie de detalles de la historia del capitalismo que sirven para comprender
nuestras luchas.
GTT. Tú has
reflexionado sobre las distintas formas de explotación de las mujeres, por
ejemplo nombras Patriarcado del salario como
una forma específica
de dominación, ¿puedes hablarnos
sobre ello?
SF. El patriarcado es una institución muy larga y no ha sido
universal. Debemos de rechazar esa afirmación que dice que las mujeres siempre
han sido oprimidas, primero porque en
muchas comunidades las mujeres tenían poder. 2 mil años atrás había formas de
matriarcado, yo no puedo aclarar ampliamente como se establecía un matriarcado,
pero es importante comprender que la historia ha sido destruida. La idea es
entender que el patriarcado ha tenido
formas diferentes, las relaciones no se estructuran de la misma manera en todos
los sistemas sociales; también el patriarcado no se transmite automáticamente,
no es un asunto que continua de forma natural y automática de un siglo a otro,
de una sociedad a otra. Las investigaciones históricas han demostrado que con
el desarrollo del capitalismo, es decir con el paso del feudalismo al
capitalismo, hubo un pasaje violento, porque el desarrollo del capitalismo fue
como la contrarrevolución en un momento de crisis del feudalismo. El
capitalismo dio una nueva fundación a las relaciones patriarcales; el capitalismo se ha
apropiado de los elementos de la relación patriarcal del feudalismo, pero lo ha
transformado y ha dado nuevas funciones para sus fines sociales y económicas. Por
ejemplo, una diferencia muy grande entre el patriarcado del feudalismo y el patriarcado
del capitalismo, es que en el primero, para las mujeres prevalecía un sistema
de uso comunitario de las tierras, es decir, las mujeres y los hombres usaban
las tierras. En Europa por ejemplo, las mujeres no fueron dependientes
económicamente de los hombres, su alimentación no dependía de los hombres. Tampoco
en la sociedad feudal estaba la diferencia del tipo de poder entre hombres y
mujeres, que en la sociedad capitalista
se generó. La relación desigual de poder entre hombres y mujeres en el
feudalismo no tenía raíces materiales. La diferenciación venía, por nombrar
dos casos, de la formas del uso de la
violencia, porque los hombres hacían parte de los ejércitos del poder feudal,
los hombres componían los ejércitos y las mujeres no; otro caso es el
de la diferencia de poder que estaba justificada en la religión, pues ésta
tenía una función de diferenciación. Todos los sistemas sociales que han
explotado el trabajo humano, han explotado a las mujeres en una medida
particular, porque las mujeres son las que producen trabajadores, cuando hay un
sistema social que explota el trabajo humano, éste cerca e intenta controlar el cuerpo de las mujeres, porque el
cuerpo de las mujeres genera riqueza, mano de obra, cocinan. El capitalismo es
una forma de explotación específico que tiene
relaciones diferentes.
GTT. Podrías
explicarnos más sobre las diferencias entre el sistema de explotación
capitalista y el sistema de explotación feudal.
SF. Una primera diferencia es que el capitalismo es el primer sistema
social que funda su riqueza y su acumulación sobre el trabajo humano. Todos los
sistemas de explotación precedentes, siempre han visto la riqueza no como
trabajo humano, sino como tierra,
bosques. El trabajo humano era importante para construir, crear,
cultivar. Pero la riqueza fue
conceptualizada por la riqueza material. Con el capitalismo cambia.
GTT. ¿Cambia la noción de riqueza?
SF. Si, cambia la concepción de la riqueza social. Esto lo dicen los
primeros economistas del capitalismo,
dicen que la riqueza no es la tierra, la riqueza es el trabajo humano. Entonces
comienza con el
capitalismo una concepción del trabajo
humano nueva, como algo que se puede intensificar, que se puede desarrollar,
que puede tener nuevas formas de productividad, así como se cultivaba la
tierra, así se cultiva el trabajo humano. El objetivo era medir cuanta fuerza
de trabajo había. Es por esto, que en el desarrollo del capitalismo en su
primera fase, lo que puede verse es una acumulación inmensa de trabajo humano,
se ve esclavitud, millones y millones de personas traficadas para el trabajo esclavo. Segundo, la colonización es
un evento que ha dado a los europeos el control de millones de personas, de trabajadores de las nuevas tierras que invade.
Es en estas condiciones en que se comienza a usar la pena de muerte para
prohibir a las mujeres que usen anticonceptivos o se persigue a las que
abortan. Comienza una intervención directa para apropiarse del cuerpo de las
mujeres. Por eso se habla de las mujeres
como máquinas productoras de trabajadores. Eso yo lo pongo en contextos
de esta hambre de trabajo que el capitalismo tiene. Esto promueve formas
diferentes de patriarcado y por ello nuevas formas de relaciones sociales
comienzan a conformarse, porque hay un control
del Estado sobre el cuerpo de las mujeres; se inicia un control de la
procreación y del trabajo de la reproducción. Las mujeres deben de procrear
trabajadores y cuidarlos todos los días
y deben hacerlo en condición invisible, en condiciones no pagadas, porque de ésta
manera se reproducen de una forma muy barata. El capital puede tomar toda
la riqueza que los trabajadores
producen, pueden tomar toda la riqueza porque las mujeres producen trabajadores
casi gratis.
GTT. ¿Y aquí
es donde el salario produce una forma de patriarcado?
SF. En este sistema el Estado y el capital, controlan el cuerpo de
las mujeres y se apropian de su trabajo a través del sistema del salario. El
sistema del salario no solamente controla el trabajo de los asalariados, porque
si lo pensamos como una relación, éste moviliza a dos trabajadores; con un salario se moviliza
al hombre y la mujer que lo reproduce, le pagan a uno, pero trabajan dos.
Entonces moviliza una gran cantidad de trabajo no pagado. El salario amplía la
explotación, porque no solamente toma el
trabajo del hombre que está en la fábrica o en la oficina, sino que también el
trabajo de la mujer que lo reproduce diariamente, la que cocina, la que cría a
los hijos. El capital acumula, porque
hay mujeres que trabajan por casi nada, no completamente para nada,
porque de la mujer comen, etc. Con el salario se puede controlar directamente
el trabajo de las mujeres a través del sistema de la familia y el matrimonio.
El matrimonio es un sistema fundamentalmente laboral, es el medio por el cual
el capitalismo hace trabajar a las mujeres para que reproduzcan su fuerza de
trabajo obrero. El salario es la medida para conformar la familia, porque es
ahí donde se obliga a las mujeres a reproducir
trabajadores. Yo creo que cuando se ve esto se comprende por qué se
puede hablar de un patriarcado del salario, porque el salario toma el trabajo
de la mujer y también la controla a ella.
El hombre se convierte en el delegado, porque el capital y el Estado
delegan en el trabajador el poder de controlar y golpear las mujeres si no
cumplen con esa función. Así como los señores que dominaban las plantaciones
tenían a los supervisores que controlaban el trabajo de los empleados, se puede
decir que los hombres controlan a las
mujeres.
GTT. ¿Qué
formas cobra este tipo de control, además de los que ya nos has comentado?
SF. Todo esto se hace invisible por lo que se llama amor. El
capitalismo también se ha apropiado y ha manipulado la búsqueda de amor, de
afectividad y de solidaridad entre todos los seres humanos; lo han deformado, usándolo como una medida para extraer trabajo no
pagado. Por eso yo escribí. “Eso que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado”.
GTT. ¿Le dicen
amor al trabajo no pagado?
SF. Si porque en la familia se habla tanto del amor, dicen que
por amor se limpia y se cocina, que todo se hace por amor.
Confunden amor con un servicio personal. El amor es un sistema que obligaba a muchas
mujeres que no tenían posibilidades de sobrevivencia y el matrimonio era como
tomar un empleo. Por mucho años, hasta la generación de mi madre, ocurría que si
no te casabas ¿Qué harías? Pobrecilla,
porque estás sola, muchas veces estabas en la casa de tu hermana que si estaba
casada y ella ayudaba, porque es muy difícil tener un empleo y si se tenía un
empleo no podías tener una vida social. Esas mujeres que no se casaban eran
consideradas como desdichadas, por eso muchas mujeres compiten entre ellas por
un hombre bello y con un buen salario. Por eso tu mamá te prepara, te orienta
para arreglarte, que no salgas
despeinada a la calle, que
siempre estés de buen humor y que aprendas a hacer labores domésticas. Mi madre
me amenazaba: “Si tu continuas así, ningún hombre se va a casar contigo” porque
se sabe que casarse significa obedecer, hacer trabajo domésticos y si tú eres
una buena mujer, él va a mantenerte, él te va a dar una posición social. Pero
en el matrimonio un hombre te puede golpear y lo que van a decir, es que lo
tienes merecido porque seguramente no lo obedeciste, porque no hiciste el amor cuando
él lo quería. En el matrimonio se presume que él compra tu cuerpo y que siempre
tienes que estar a su disposición. A todo esto muchas luchas feministas
han dicho que ni el hombre, ni el
matrimonio tienen derecho absoluto a tu cuerpo. Si tú dices que no, es no.
GTT. Es
interesante hacer una revisión del amor romántico desde el mundo de la
reproducción social de la vida.
SF. ¡Ah! el amor romántico donde las vidas se funden, pero se funden
en la voluntad del hombre. Yo quiero escribir un libro sobre el amor y la
sexualidad. La causa de tanta pena de las mujeres y su sentido de valor depende
de si estas o no casada, si un hombre te quiere o no te quiere. Yo he visto
muchas veces, que aunque a un hombre no lo aman tanto, cuando acaban las relaciones,
las mujeres se sienten desvalorizadas y con penas. Por eso quiero escribir ese libro, no sé si
con eso se puede hacer la revolución pero con eso se puede aliviar la pena. Un asunto que no quiero
olvidar es que el sistema del salario crea la familia como una formación social
jerárquica, donde el hombre es el patrón, el representante del Estado y la
mujer debe ser sometida, puede ser obligada a hacer todo el trabajo de
reproducción. Entonces el salario crea una división, porque con la creación de
la división sexual del trabajo crea una división que rompe el frente unido de
la lucha. Por eso yo digo que es importante que los hombres comprendan que esa
relación de poder los destruye a ellos
también. Si se comprende que un hombre colabora con el capital, cuando esté
contento con ser el patrón de la familia, cuando se siente fuerte porque es
superior a la mujer y puede golpearla o humillarla, él no sabe que refuerzan
sus cadenas con respecto de la dominación, porque hace que no puedan luchar
juntos hombres y mujeres. Es importante comprender que el conflicto que se
produce en el trabajo asalariado y el trabajo no asalariado, crea una jerarquía
laboral y se crea una naturalización de la explotación de la mujer. Por eso
creen que el trabajo doméstico pertenece a la naturaleza de la mujer y contra
eso es lo que hay que luchar. A veces se piensa que si se lucha contra el
trabajo doméstico se es una mala mujer, que no ama a su marido, etcétera.
Y no se trata de eso, el trabajo doméstico es un sistema de explotación
que usa el amor, usa las relaciones entre hombres y mujeres.
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