Wednesday, January 14, 2015

Chuimeq’ena’ 5 de enero de 1875

Gladys  Tzul Tzul [1]

Chuimeq’ena’ (Totonicapán) 5 de enero de 1875.  Se nombra como auxiliar del  cantón Paquí al señor Felipe Amézquita;  actos similares están ocurriendo en los otros cantones de Totonicapán. El dispositivo es el siguiente:  se imponen a  autoridades externas de las comunidades para  que sean auxiliares en la alcaldía de Totonicapán[2]  ¿Qué es lo que quieren controlar?  Los elementos para  responder esta pregunta, se rastrean  a la política comunitaria  de 1872,  cuando  los cantones  de Totonicapán han  iniciado un proceso de compra comunal de tierras. En esos  años han iniciado las acciones  de la reforma liberal y  las tierras se están desamortizando,  ese acto  es  hábilmente aprovechado por  los  k’iche’s  para  comprar tierras.

Las cantones de Totonicapán comprenden que una manera de  asegurar  sus tierras es ampliarlas y por eso  deliberan  y deciden un proceso de compra comunal que  se inicia  en febrero de 1872, finalizando la primera etapa de compra  el 4 de enero de  1875. Para los k’iche’s  la ampliación territorial  significa básicamente la consolidación de la soberanía territorial, en tanto el territorio es nuestro, entonces podemos  decidir su uso. Llama la atención que aún y cuando la compra  no sabotea  el sistema liberal de  expropiación de tierras, las comunidades  revierten el objetivo  de la desamortización, ya  que la forma de apropiación es posibilitada desde  un uso común  de la tierra y  esto en si mismo es una  desviación de la  política liberal;  la compra no es por la  vía individual privada y tampoco se hace un uso privado de un solo dueño, sino que el uso se  organiza a partir de la autorregulación de las estrategias  de tramas de  familias ampliadas. Ese ejercicio soberano que se ha realizado y que se fortalece con la apropiación de tierras es lo que quieren frenar al  imponer   “auxiliares” externos  a las comunidades.  

Examinado con 139 años de distancia, este acontecimiento dota de elementos para  comprender  como funcionan los mecanismos  de control  y dominación sobre  las sociedades indígenas hoy día. Estas formas de dominación del poder liberal –municipal se han venido actualizando. Acerca de ello, las investigaciones de Edgar Esquit nos han presentado de manera profunda y compleja las estrategias y las formas de  intermediación indígena en las sociedades kakchiqeles[3] pero mi interés no se concentra  en  los intermediarios, sino mas bien  a examinar las formas que  cobra la persistente acción de saboteo e interpelación al orden de dominación colonial desde una matriz política  comunal.

En otros  textos  he reflexionado  acerca de la confrontación directa y  abierta  contra la dominación, en esta oportunidad quiero poner atención en las estrategias de sabotaje y erosión de la dominación desde los lugares que no precisamente la contradicen, o al menos no aparentemente. Sin embargo son estas  estrategias las que  también permiten por  un largo tiempo las posibilidad  de asegurar la vida. Tal y como ocurre  hoy  día en Totonicapán,  la vida esta asegura porque se tiene  agua que emana  del bosque comunal,  solo por  nombrar lo más obvio.  

Entonces,  sabemos  que los mecanismos de dominación se han sofisticando, algunas veces la violencia y la dominación es abierta y ahí  es posible  distinguir   el antagonismo. Pero,  ¿Cómo opera la dominación, cuando no es violenta?, ¿Cuáles  fueron las condiciones políticas en las comunidades para que esto fuera posible?. A continuación presento una aproximación que da cuenta de que la dominación cotidiana  es continuidad  de la  violencia directa.   

En Totonicapán, la alcaldía indígena  había sido la institución desde donde se organizó uno de los actos  que  fracturó el orden de mando colonial  en los años de 1820. La expresión que  sigue perdurando  en  la memoria política de las mujeres y los hombres de Totonicapán   y que  inspira las luchas actuales  es la potencia y el despliegue de la política anticolonial cuando en asambleas comunitarias se declararon  independientes  de la colonia y de los criollos. Previo a  ello,  había ya ocurrido una serie de eventos   asamblearios donde se obligaban a los recolectores de tributos a  devolver los  que habían cobrado, después que se había retirado la obligación colonial de pagarlos.  También es sabido que  después de  tan  importante rebelión ocurrió una serie de actos de represión, que  iban  desde  el  encarcelamiento de varios  de los participantes  hasta la intimidación  en las comunidades. Es  decir, a ese momento extraordinario  de  potencia política lo  quisieron  desmantelar  con  un largo proceso de  represión. No es difícil imaginar que después  de la rebelión  encabezada por  las comunidades y  por   Atanasio Tzul, Felipa Tzoc  y Lucas Akiral, se redoblaran  el ejército y los mecanismos de seguridad colonial. 

Segundo, en los años  de 1870, en pleno proceso de régimen liberal,  los  cantones    organizaron  un proceso colectivo para la compra de tierras. En efecto, a partir  de 1871, Totonicapán se encuentra  en pleno proceso de compra de tierras   para ampliar las tierras  que poseían, gobernaban y cuidaban  en la colonia. ¿Qué pensaron sobre  la compra comunal los criollos liberales y  quienes dirigían  los ámbitos locales?  Ellos sabían muy bien que la compra  de tierras   alimentaba  poderosamente la soberanía  que los cantones ya habían ganado  hace ya mas  de 50 años cuando erosionaron  el  poder colonial; de  tal forma que el aumento de tierras comunales,  representaba  una poderosa forma de asediar el poder colonial  recompuesto en las estructuras liberales  del Estado guatemalteco. Por eso los criollos decidieron intervenir directamente  sobre las estructuras de gobierno comunal. Ahora bien, no perdamos de vista que  en las comunidades la organización para la compra de tierras  estaba  ya desplegada,  entonces ¿Cómo  respondieron a  esas despótica intromisión?.  

Introduzco  un elemento  más –entre varios-  que pueden apoyar nuestras  ideas y esta  es: lo que la lengua colonial denomina “auxiliar”, las comunidades las llaman autoridades, y  en tanto autoridades son delegados,  electos  y nombrados  en asambleas para prestar  servicio. Su trabajo no devenga pago, porque esa es  su  responsabilidad con el común, las personas que son electas tiene que  rendir  permanentemente informes de sus actividades a las asambleas  de las comunidades, y por   esas fechas  eran  ellos los que se encargaban de recolectar el dinero para la compra  de tierras. En ese ¿A quién  le rendía  cuentas  el auxiliar Amézquita?, ¿Al cantón Paquí o a la municipalidad de Totonicapán? y de manera más radical  ¿Las  comunidades lo hacían parte de las asambleas para decidir lo concerniente a los problemas en común? Seguramente no. Seguramente lo vieron como un policía vigilante de las actividades y encontraron maneras de realizar las actividades  comunales  en los tiempos no vigilados.  

El historiador  Sergio  Serulnikov,  dice que cuando interpretamos  el  presente  se nos alumbran las formas de comprender el pasado. De tal manera que tenemos por delante el recurso de la imaginación política  y la  experiencia histórica para poder  desactivar  las formas de represión que  han surgido después de la lucha contra la reforma constitucional, contra el aumento de tarifas de la electricidad y contra el funcionamiento despótico del Registro Nacional de las Personas RENAP, solo por  decir unas de las variadas luchas que hoy día  están abiertas en Totonicapán.

Bibliografía:

Serulnikov,   Sergio.  Conflictos  sociales e insurrección en el mundo andino colonial.  El Norte  de Potosí en el  siglo XVIII. Fondo de cultura  económica.  Argentina 2006.

Esquit, Edgar. La  superación del indígena: la política de la modernización  éntrelas elites indígenas de  Comalapa, siglo XX.  Institutos de Estudios Interétnicos. Universidad de  San Carlos  de Guatemala. 2010.    

Otras  Fuentes:
AGCA.  Archivo General de Centro América.  Jefatura  Política  de Totonicapán.  Legajo 7.








[1]Agradezco los comentarios y sugerencias  que recibí de mis  colegas  de la Comunidad de Estudios Mayas. Claro, los errores, son de mi responsabilidad.
[2] Esta información se puede constatar en  las  actas  de la Jefatura Política  de Totonicapán que se encuentran   en  los anaqueles del Archivo General de Centro  América. Paquete 7.  
[3] Al respecto ver Esquit, Edgar.